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El valle del Pas ofrece todo cuanto el visitante espera encontrar en La Montaña. Un relieve contrastado y enérgico, una naturaleza exuberante, un paisaje con fuerte personalidad, un variado y rico patrimonio cultural y etnográfico, y un sinfín de posibilidades excursionistas.

El valle queda definido por el modo en que se imbrican el paisaje natural y el paisaje creado por el hombre: prados siempre verdes, festoneados de muretes, cabañas, y el bosque ocupando los espacios intersticiales entre fincas, o las zonas de mayor pendiente donde no fue factible su conversión en pastizales de diente o segadío. En los días soleados, es un verdadero espectáculo ver como la luz se refleja en el verde tapiz de los prados, dándoles la textura del terciopelo.

Robles y hayas, los caducifolios mejor adaptados al clima de nuestras latitudes, conforman bosques de cierta entidad en las zonas medias y altas del valle. Destacan los robledales de Marroquín, Andaruz, Aldano, Troja, El Ronquillo, Ballabantes y Cabaña y los hayedos de Andaruz, La Lastra y Las Garmas en el alto Pas.