como otros muchos vecinos de la zona, empezó fabricando barquillos o helados para aportar un sobresueldo a la economía familiar en la localidad de Soto Iruz.
Cuando Estanislao volvía a casa tras hacer su jornada laboral en una plantación de lúpulo, empezaba una nueva jornada fabricando barquillos, que después vendía durante el buen tiempo y, con la llegada de la primavera, toda la familia se dedicaba a esta tarea.
Harina, agua, mucho azúcar y grasas. Las masa, bien batida, se calienta entre dos planchas de hierro y se hornea con el punto exacto. Así de sencillo es el barquillo artesano que fabrica Tanis y que miles de cantabros, españoles y franceses han saboreado crujientes como compañero inseparable del helado, sobre todo en verano.
La fabricación sigue llevándose a cabo en la misma localidad donde nació la empresa, en Iruz, municipio de Santiurde de Toranzo , en una nueva nave de 3.500 metros cuadrados.