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Los creadores del premiado Divirín organizan visitas guiadas para mostrar cómo se elabora un queso de manera artesanal

Divirin_con_logoLa ganadería-quesería La Jarradilla ofrece a los turistas que visitan Valles Pasiegos la posibilidad de disfrutar de visitas guiadas a su centro productor desde el mes de agosto y hasta finales de año. Para los aficionados al mundo del queso es atractiva la posibilidad de hacer este tipo de turismo, Lácteo-Turismo, y conocer de primera mano el proceso de producción, cómo se elabora un queso de manera artesanal y todas las aplicaciones que los lácteos ponen a nuestro alcance.

La experiencia se repite todos los miércoles y los sábados durante los meses de agosto y septiembre a las 17:00 horas. Mientras que los meses de octubre, noviembre y diciembre las visitas se organizarán los sábados a las 12:00 horas. Los turistas sólo tienen que expresar su interés en participar a través del correo electrónico satlajarrradilla@hotmail.com o el siguiente número de teléfono 652 779 660.

El objetivo de la iniciativa es elevar el grado de conocimiento que tienen los visitantes de la producción artesanal que emplean para elaborar sus productos, y al mismo tiempo conseguir un mayor acercamiento a sus artículos y cultura gastronómica.

La Jarradilla es la creadora del premiado Queso Divirín, ganador de una medalla de bronce en el World Cheese Award 2011, celebrado en Birmingham (Reino Unido). Este certamen involucra las cifras más importantes en la industria quesera a nivel mundial, con un jurado que supera los 200 jueces de 19 países y un volumen de participación que raya los 3000 quesos de 29 lugares de todo el mundo

En pleno corazón de los Valles Pasiegos, La Jarradilla ha comercializado sus quesos desde la segunda mitad de los años ochenta, cuando Candelas Diego, su marido Felipe Martínez y su hermano Manuel Diego le dieron un vuelco a la actividad de su ganadería elaborando los quesos que, hasta entonces, se habían hecho en la cocina de casa para consumo propio, el queso fresco y el pasiego. No sólo encontraron una forma de seguir viviendo de la ganadería, un sector entonces en declive, sino que, con los años, han contado con una entusiasta segunda generación orgullosa de tener un modo de vida en el medio rural.