Skip to main content

Puente Viesgo es la primera referencia cuando se accede al valle del Pas desde la marina cantábrica. En las Cuevas del Castillo alberga el más amplio espectro de arte rupestre del Paleolítico superior de Cantabria. Aquí pueden realizarse también visitas al Palacio de Fuentes Pila, de estilo montañés, con rasgos propios de las construcciones palaciegas de la transición entre los siglos XVII y XVIII, o la Iglesia de San Miguel, de estética neorrománica.

Continuando hacia el Sur en Soto Iruz se levanta el Monasterio Franciscano, antiguo hospital de peregrinos, con una curiosa torre octogonal del s.XVI, solución constructiva muy poco habitual en la arquitectura religiosa de Cantabria. A continuación Villasevil cuenta con un buen ejemplo de templo románico del siglo XII, la Iglesia de Santa Cecilia; en Corvera de Toranzo se ubica la Casa Solariega de Díez Villegas, declarada de bien de interés cultural en 1992. En Acereda se encuentra la Iglesia parroquial de la Asunción, del s.XVII, BIC desde 1985. Más adelante encontramos la población de Vejorís (solar de Francisco de Quevedo) con la iglesia renacentista de Santo Tomás, del s.XVI, cuyo valiosísimo retablo realizado en esmalte en Limoges se encuentra en el Museo Diocesano de Santander.

El núcleo de Alceda, Bien de Interés Culturál, alberga varios ejemplos de la arquitectura civil montañesa del siglo XVII, casos del Palacio de Mercadal, el Palacio de Rueda Bustamente o la Casona y Torre de los Ceballos.

El museo Hombre y Campo en San Vicente de Toranzo, ofrece una muy amplia gama de objetos relacionados con la vida campesina y las actividades artesanas tradicionales del medio rural.

Aguas arriba, ya en Vega de Pas, una típica plaza pasiega sorprende en el marco de dispersión que caracteriza al poblamiento de barrios y cabañales. Tanto Vega de Pas como San Pedro del Romeral, desarrollados a partir de la segunda mitad del siglo XVII, cuando se fundaron las iglesia de Nuestra Señora de la Vega y San Pedro del Romeral, se erigen en el ámbito de referencia para el ocio y los servicios de la comunidad pasiega y de los visitantes, que encontrarán aquí, además, una variada oferta de restauración.

Ambos municipios se caracterizan, sobre todos los demás rasgos, por el paisaje. Especialmente por el paisaje humano, el generado por el hombre en su relación con la naturaleza. La extensión del pastizal de uso intensivo ya desde el siglo XVI, y la generalización de las cabañas y el patrimonio asociado a la actividad ganadera son sus rasgos de identidad.

La cabaña pasiega es el más relevante de los valores patrimoniales de la comarca, un edificio adaptado a las necesidades de vivienda y aprisco del ganado vacuno. Destaca por su sencillez y funcionalidad, con muros de piedra y cubierta a dos aguas de lastras de pizarra.

La planta baja se divide en aciles o plazas para el ganado, con pesebreras paralelas a los muros, un pasillo central y un calce para evacuar el abono a través del espaladero trasero. La planta superior se dedica al almacenamiento de la hierba seca. Las “vividoras” suelen ser más grandes, con más desarrollo en planta. Disponen de más vanos, chimenea, una compartimentación nítida en la planta superior, con un apartado enlosado para el “lar”, donde se cocina, y modestas habitaciones separadas por tablazón de madera, y muy a menudo una solana exterior cerrada con madera de castaño.

La visita puede acabar en el Museo etnográfico de las villas pasiegas presentado al modo de una cabaña pasiega tradicional, con cocina, estancias de habitación y una exposición que ofrece una amplia perspectiva del mundo físico y cultural de los pasiegos; o junto a la Estación de Yera, entre los frondosos hayedos y robledales del alto Pas, en el acceso al Túnel de La Engaña, vestigio de la inconclusa obra de infraestructura ferroviaria para el Santander – Mediterráneo.